Estudios científicos demuestran que escuchar música clásica reduce el estrés, agudiza tus sentidos, reduce las ansias, disminuye la presión arterial, entre otra gama amplia de beneficios. Pero, para mí el mejor beneficio es el hecho de escucharlos. Sentir cada nota musical hace vibrar mi cuerpo, me concentra en un instante de placer, me lleva a lo más profundo de mi mente, donde sólo queda las ganas de oír otra nota más. Creo yo que el mejor complemento de todas mis madrugadas han sido un libro, el silencio y Mozart.
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